Qué lejos está de mí…
tanto como la felicidad…
Qué lejos su mundo, sus ilusiones,
sus sueños, ya siempre lejos de mí…
Qué lejos y qué adentro este dolor
de saber que pese a todo,
nuestras tercas almas son solo una…
Viento, tú que acaricias sus mañanas,
cuida de sus manos de libertad,
de sus ojos como el mar rompiendo en el cielo,
de sus labios de ansia y locura,
cuida de sus pasos y su camino,
cuida de su fantasía, de su vida,
cuida de su alma que lleva a su lado
también la mía…
y haz que nunca me olvide…
Cuida, viento, de quien es todo para mí…