Veré caer
montañas de tiempo
con el
susurro insomne de miles de recuerdos…
Veré calles
deformadas
donde antes
pendían del cielo
los árboles
del deseo.
Veré tu
nombre una y mil veces
en el alma
de la mirada…
Y te buscaré
a ti… leyendo niebla a niebla
la eterna
hoja de pincel templada
donde quedó
tu imagen,
tu poesía de
ti enamorada…
Veré caer la
tristeza sobre mí,
como tantas veces…
Una vez más…
Y tú estarás
ahí como siempre,
recogiendo
los destrozos de la tormenta…
Y en el
letargo del viento, el tiempo pasará,
y quizás un
ángel en aquella puerta
a la que
nadie deja de llamar, me esperará…
Y te veré a
ti… al fin…
- ¿De dónde
vienes?
– Qué más da…
- ¿Y a dónde
vas?
- Eres tú… tú, Gustavo… He llegado ya…
Macarena Díaz Monrové