Serena
la mañana se mece entre el arrullo
del
cielo roto por rosas del despertar,
se
escuchan las campanas al descompás del viento
y su
eco a mí me trae tu nombre envuelto en mar.
Se
desprenden las hojas últimas en la tarde
que
quedaban del cielo lejano su rosal
y muere
el día envuelto por aquellas campanas
que
traen tu recuerdo disuelto en su girar.
¿Cuánto
tiempo mis días estarán así siempre
volviendo
a repetirse de principio a final?
¿Cuándo
el frío sonido que vuela con el viento
tu
nombre y tu recuerdo de traer dejará?
Girando
entre la niebla de azul anochecer
una voz
viene envuelta por entre el vendaval,
una voz
que se acerca, que en silentes susurros
parece
decirme entre los filos del soñar:
-
Cuando de tocar dejen lejanas las campanas,
esas
que a tu cuerpo últimas la luz
despedirán,
aún
entonces te llegará su recuerdo;
ríndete,
al amor nunca nadie derrotará.
Macarena Díaz Monrové