Ahora toda una tempestad devasta mi mente,
y ruge el viento como una fiera
enfurecida, hambrienta y encerrada
en esta cárcel de espanto y de dolor,
que es el recuerdo…
Y mil mares se encuentran en su
frenética locura,
y las olas inundan mis pupilas,
y de su fondo se levanta la mirada
perdida
de roca moribunda…
Ahora todo es este camino de tu
olvido,
cruel sombra que me persigue y que
persigo
entre su atónita mirada, que es la
tuya
con rasgos de aquel tu cielo que yo
adoré
y con el reflejo de la endemoniada
tormenta
que en rayos ¡a mi alma destrozó!
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