¿Sabes?
Nunca me importó cuál era el color de tus ojos,
el tamaño de tus manos,
tu altura, tu talla
o el tiempo que hace
que no cuentas los años de tu cumpleaños.
¿Sabes?
Nunca me importó si en las mañanas
cambiabas o no tu carácter,
o si en las noches
llamabas o te alejabas de la locura del silencio.
¿Sabes?
Me enamoré de ti,
y todo, todo lo demás,
nunca me importó nada.
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