Quien hiere a un poeta hiere
a la luna que lo cobija entre su luz
por sus sombras opacada…
Quien hiere a un poeta hiere
a la niebla que se posa sobre su alma
como un pañuelo de grises alas
que resguarda sus lágrimas.
Quien hiere a un poeta hiere
a las mañanas, a las noches,
a la tierra y a los mares.
Quien hiere a un poeta hiere
a los ojos que lo leen
con el fiero dolor que emana de las palabras
y de su espíritu lejano
entre la necesidad de evasión
de un sentimiento que atosiga y que quema
si está rodeado de la soledad necesaria
y temida de la escritura.
Quien hiere a un poeta
hiere a la poesía, pero a la vez la alimenta…
Quien hiere a un poeta,
hiere de muerte al hombre o mujer que hay
detrás de él,
mientras al poeta le muestra la senda
de la infernal y febril inspiración…
Quien hiere a un poeta
no sabe que más que herir… ha destrozado
al alma de quien
todas las noches entre luna, hojas y tinta
se pregunta si tanto dolor merece la pena…
Macarena Díaz Monrové
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