Eres el
sentimiento que en mí vive,
el alma
que se esconde entre la niebla,
el rayo
que de luz va y se desprende
donde el
agua se pierde y por ti tiembla.
Eres
amanecer en esta vida
y en mi muerte la rosa fría y eterna,
toda
espera que inquieta se estremece
entre el
arrullo de las hojas secas.
Eres tú,
sí, tú siempre solamente,
llegando
a mí como feroz tormenta
de mil
mares alzándose hacia el cielo,
gritando
la alegría de mi pena.
Tú, y en
ti encerrado todo mi universo,
el
silencio demente que te sueña,
el
vendaval que arrasa por mi mente
infundiendo la vida a mis poemas.
Macarena Díaz Monrové
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