Sé que es tarde
para retenerte entre mis brazos,
para pintar horizontes de paisajes perdidos
mientras atrapo tu sonrisa
entre el cielo lejano de tus labios.
Sé que es tarde
para hacer de la noche
el cobijo de tu imagen,
para besar estrellas
en los márgenes de tus palabras.
Sé que es tarde,
pero no me lo digas,
sólo mírame despacio mientras me hablas,
y así, sin nada más,
nunca será tarde para amarte, vida mía.
Macarena Díaz Monrové ©
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