Te necesito, léeme,
no dejes nunca de verter con tu mirada
tu luz sobre mis versos…
Léeme, no dejes nunca de hacerlo,
ángel de despiadada alma,
te necesito…
como la sequía necesita
tormentas, rayos, y lluvia sin fin…
Léeme, que para ti escribo
estos poemas de tristeza,
de nieblas, cielo, sombras y amor..
Tú, y este dolor…
Tú, y tu recuerdo…
Léeme con tu amor callado,
porque con desesperación sé
que este silencio de gritos
en mis manos y tus ojos
es la única salida
que tiene este sentimiento…
Ven, léeme siempre… y demuéstrame
cómo se puede amar a alguien
desde esta lejanía tan cercana
de mis poemas y tu lectura.
Léeme…
Podrá el tiempo… la tierra
silenciar estas manos que hoy te escriben,
pero nunca podrá callar este amor
que por ti siento
y que pese a ti, a mí,
y a esta absurda vida…
Eternamente en estas letras
se quedará…
Macarena Díaz Monrové
No hay comentarios:
Publicar un comentario