No ha parado la
tierra en su frenético
y loco deambular…
No ha parado el
viento de chocarse en los cristales
de mi habitación…
No ha parado
esta luna de alumbrar mis manos
acariciándote entre
versos…
No han parado
las sombras de cubrirme con el manto
de la soledad…
No han parado
las lágrimas y esta desesperación
de desgarrarme
el alma página a página…
No han parado de
caerse las hojas para decirme
todo lo que ya
nunca volverá…
No he parado de
caminar viendo tu mirada
renaciendo con
el día cada mañana…
No he parado…
No, no he parado,
cansada, agotada
para que no me quedara
ni un momento
libre para recordarte…
No he parado de
acercarme más a ti
mientras más quería
alejarme…
Y despierta o
durmiendo
no he parado de
soñarte de noche y de día…
No, yo nunca he
parado de quererte
ni un solo
minuto …
Macarena Díaz Monrové
Qué bonito poema, Macarena.
ResponderEliminarSolo espero que el amor tenga clemencia, que le dé una tregua a la pasión y a la ternura que albergan los latidos de tu corazón o al menos, que el amor llene el tiempo entre un latido y el siguiente latido con calmadas impresiones, con noches sin luna, ventanas sin viento, árboles sin otoños, con soledades sin lágrimas ni sombras, con plácidos sueños que te hagan parar y descansar. Aunque, quizá egoístamente, quiera que el amor sea contigo inclemente, incluso en ese segundo de silencio entre dos latidos, para que sigas escribiendo tan bellos poemas. Un abrazo.
Muchísimas gracias, Martín, por tus bellas palabras, por tus ánimos a continuar con la poesía, así será por siempre, un fuerte abrazo.
ResponderEliminar