sábado, 15 de noviembre de 2014

FLORES

Deposité ante tus ojos
las flores más hermosas
que de mi alma nacían,
acaricié tu cielo con las alas
de los ángeles tristes
que se escondían y te aguardaban
entre las letras de la niebla.
Fuiste madrugadas de lunas rotas,
alba de silencios en gritos de versos.
Pero nunca entendiste
que el amor más inmenso cabe
en una sola de aquellas flores
de tinta y de rezo
que pisoteaste
entre las hojas secas de tu invierno.
Fuiste conmigo rama
de esquelético y mortecino sentimiento…
viento de lágrima devastador de sueños,
que arrastras hasta la nada
de la que se alimenta tu alma…
Adiós, invierno que arañas y arrebatas los campos
que a mi vida mecen;
las flores de mis manos no nacieron
para ser devoradas por el huracán del odio,
sus pétalos de lunas, silencios y melancolías
son solo para los ojos donde habitan
el amor, la primavera, la poesía… 

Macarena Díaz Monrové


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