Qué lejos está
de mí…
tanto como la
felicidad…
Qué lejos su
mundo, sus ilusiones,
sus sueños, ya
siempre lejos de mí…
Qué lejos y qué
adentro este dolor
de saber que
pese a todo
nuestras tercas
almas son solo una…
Viento, tú que
acaricias sus mañanas,
cuida de sus
manos de libertad,
de sus ojos como
el mar rompiendo en el cielo,
de sus labios de
ansia y locura,
cuida de sus
pasos y su camino,
cuida de su
fantasía, de su vida,
cuida de su alma
que lleva a su lado
también la mía…
y haz que nunca
me olvide…
Cuida, viento,
de quien es todo para mí…
Macarena Díaz Monrové
Hermoso y conmovedor poema. Confía en el viento, Macarena, al fin y al cabo, el viento es la sublime estela que sabe anudar las ilusiones y los sueños de dos almas a un único corazón. El viento es el estrato etéreo de la corteza terrestre. Ondea las miradas uniéndolas en el deseo, las palabras uniéndolas en el beso y los suspiros uniéndolos en el amor. Porque sobre sus raíles circulan las nubes, que no son más que globos henchidos de suspiros. Nubes que precipitan amor, pero que pincha el sufrimiento para beber de sus lágrimas. Viento es también el árido espacio que separa un abrazo, como el que yo te mando, del que espero, te llegue al menos un esbozo.
ResponderEliminarEn el viento de la poesía me han llegado tus palabras envueltas en un abrazo... el tuyo, y yo te envío otro abrazo,envuelto en la luz del agradecimiento por tan hermosas palabras, que siempre me emocionan...
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