sábado, 24 de enero de 2015

Poema XI de mi libro "Entre la niebla"


Donde el cielo se pierde
la visión ya se borra
y no llega a alcanzarse
de aquel ángel su sombra.
Y perdida entre espinas
busco sus alas rotas,
que en susurros se escapan
más allá de la aurora.
Y yo escucho la voz
de aquel, mi ángel sin sombra
de mirada lejana,
y de las alas rotas.
- Mi triste ángel herido,
dime, ¿por qué tú lloras?,
¿por qué está entre tus manos
la espina de la rosa?
- Por el cielo perdido,
lloro porque no lloras,
por heridas de tu alma
que son mis alas rotas.

Macarena Díaz Monrové ©